Después de varios días de cambios de apariencia tan radicales y de esperar una tarjeta de identidad alemana y un certificado de nacimiento falsos, comprendo la total dimensión de lo que he hecho. Y el peligro que corro. Margaretha dice que, si es que alguien debe huir de algo, esta es la mejor época para hacerlo. Ellos están trabajando activamente para sacar gente del país, de modo que lo ven con naturalidad. Yo manifesté remordimiento por tomar un nombre que podría usar alguien que esté a riesgo de ir a parar a un campo de trabajos forzados. En comparación, yo soy responsable de mi situación: nadie golpeó a mi puerta para detenerme porque sí. Pero ellos me dicen que lo mío es nimio en la gran cantidad de papeles falsificados que se distribuyen. Y quiero creerles, aunque tenga miedo de que me encuentren (lo que es una posibilidad real), porque no soportaría más culpa de la que ya siento por mis acciones. Se habló de un segundo escondite, más cercano a la costa, pero nadie dice nada, Anouk responde con evasivas y leo en sus ojos que me cree una imprudente por preguntar. Al partir me despediré de Lieke, Margaretha y los demás, tal vez para siempre. Quién sabe si volveremos a vernos. ¿Terminará esta guerra algún día? Se comenta que los alemanes van a perder. Pero si ellos son triunfadores, este país ya no será el mismo. Nadie querrá regresar. . . . . . . . . . . . . . . . (Lieke y Milan) coinciden en que tengo que tratar de salir del país cuanto antes. La ruta que sugieren y que es la más sencilla sería cruzar a Francia. “Estamos tratando de obtener los pasajes”. Yo busqué un anillo de diamantes entre mis joyas y se lo entregué. “Aquí tienes,” le dije a Milan “para que lo vendas”. Él lo inspeccionó, y después de pagar el boleto me dará el resto en dinero corriente, para usarlo en mi viaje. “Quiero que me digan sinceramente cuán peligroso será para mí, a pesar de mi nueva apariencia, este camino que voy a seguir” les pregunté, y me aconsejaron que a donde quiera que vaya, trate de perderme entre la gente, pasar desapercibida, por las dudas. Estaban muy preocupados por mi seguridad y me hicieron preguntas reiteradas sobre lo que sucedió aquella noche, antes de dejar la casa. Imagino que será por si los interrogan nuevamente. Yo rememoré todo en detalle, una vez más. Quedamos en que hoy pasarán a buscarme después de medianoche. Han reservado hospedaje en un hotel familiar cerca de la estación central de trenes. Ellos conocen a los dueños y son de confianza. Me alegra dejar este departamento tan triste y frío, y a sus hoscas pensionistas, en particular Anouk, pero estoy nerviosa pues será mi primera salida a la calle con mi nueva identidad. Ellos opinan que antes de viajar tengo que sentirme cómoda en este rol. “Tengo que reconocer que no me siento nada cómoda”, admití. Lieke me dijo, guiñándome un ojo: “Prueba a jugar a que estás filmando una película, y actúa en consecuencia cuando salgas o te encuentres con gente. Como si fueses una gran actriz representando un personaje. El de tu nueva identidad”. Voy a tratar de seguirsu consejo, pues no quiero que me encuentren. ----------------------